Mi primer contacto con la pintura vino de la mano de mi madre, gran aficionada, quien me introdujo ya de niño, en diversas clases de artes plásticas.
Formado en el campo de las letras, no es hasta 2012 cuando decido volver a retomar el contacto perdido con la pintura.
Mi pintura, en un principio, llamativa y muy colorista, inspirado por la utilización del color de algunos pintores como Kandinsky ha ido evolucionando y creciendo hasta llegar al retrato figurativo, estilo en el que hoy por hoy me encuentro más cómodo.
Mis pinturas no tratan de reconstruir la realidad, ni hacer comentarios al respecto. Me encanta el color, el contraste, la textura y la forma. De los rostros procuro captar las expresiones y gestos, poniendo especial énfasis en las miradas, aspirando transmitir sensualidad, pasión y estado de ánimo.